lunes, 24 de noviembre de 2008

Recuerdos de los 90


Fin de semana Remember. El sábado tocaba la tradicional cena de amigotes de todos los años. Ya se sabe, nos vamos casando, teniendo niños (algunos ya, otros en breve) y hay que institucionalizar el Día de volver a creer que tienes 18 años y que tu atractivo sigue intacto. Sólo así se explica el comportamiento de alguno de mis amigos (y no dudo que el mío en anteriores ediciones de esta fiesta remember).

Si de normal estas cenas, una vez que el contenido de cerveza por litro de sangre supera las 15.000 partes por millón, ya se convierten en una sucesión eterna de relato de anécdotas, historias (por cierto, siempre las mismas), este año esto se ha multiplicado por infinito.

Quien se encargó este año de reservar el bar tuvo la brillantísima idea de hacerlo en el mítico Bar Los Tanques de Elda, ubicado en la no menos mítica Calle Cardenal Cisneros más conocida como Calle La Tripa.

Ese local fue marco de innumerables borracheras de juventud. Aquí aprendimos las consecuencias de una ingesta excesiva de alcohol (por no entrar en más detalles). También aprendimos que se podía combinar sin problemas el ron con la mangaroca (ron con coco), el ponche con choleck (una vaca), el ponche con choleck y peppermint (una vaca verde), o para los muy machos, el ponche con peppermint.

Pues bueno, cuando entré en el local este sábado, no tuve que hacer ningún esfuerzo para recordar nada de lo acontecido hace ya 20 años. El local sigue exactamente igual. Los mismos parroquianos (eso sí, El Coyote parece que o ha pasado a mejor vida o se ha mudado a otro bar), el mismo aparato de aire acondicionado con tuberías, la misma peligrosa escalera vertical para acceder a los aseos, los mismos aseos (sin cambiar ni la taza)... incluso el gran Luis, el dueño del bar, tampoco ha cambiado nada. La única diferencia está en que sigue teniendo la misma cantidad de pelo (o sea, poco) pero ahora canoso.

Instantáneamente me entraron ganas de pedir un tanque de ron con coco, pero no era la ocasión. Por contra, el grifo de cerveza no se cerró ni un instante. Cenamos todo lo que Luis tuvo a bien prepararnos (de hecho al salir todos coincidimos en que no nos había servido nada de lo que le habíamos pedido y sí lo que a él le dió la gana) y no estuvo mal la cena teniendo en cuenta las dimensiones y condiciones del local.

Para terminar la noche, la primera copa (yo me retiré pronto, así que fue primera y única) en el Daytona donde siempre coincidimos con gente "de nuestra edad". Creo que muchos de nuestra época han quedado enganchados a la noche y aunque ha pasado el tiempo, siguen vagando por las calles de Elda cada madrugada de sábado como almas en pena.

En fin, que esta edición de la cena de amigos, a pesar de ser habitualmente una cita para los recuerdos, ha sido más remember que nunca.

No hay comentarios: