martes, 4 de noviembre de 2008

De primero, sopa de...

El pasado sábado estuve en Valencia. Puesto que no iba de paseo sino que estaba allí por motivos de fuerza mayor, a la hora de la comida salí en busca de un lugar donde comer algo de menú y regresar rápidamente donde se me esperaba.

Me dí una vuelta por los alrededores del hospital La Fe y había bastante oferta culinaria. Eso sí, con las puertas cerradas. Es lo que tienen los días festivos: normalmente los aprovechamos para ir a los bares, pero también ellos quieren tenerlos como festivos.

Bueno, al tema. Me di un paseo por la famosa Avenida Campanar y adyacentes sin tener muy claro qué quería comer. Pasé por la puerta de un restaurante japonés que me tentó poderosamente (con su maki, su sushi, etc.). Pasé de largo esperando encontrar algo más "valenciano".


Luego entré en un bar de menús-currante (como el de la canción que os dejo enlazada de Ricky López El menú del bar Rambo), pero al ver los platos sobre las primeras mesas, entendí el nombre del bar en cuestión (Mi Pueblito Paisa). Era cocina que no adivino a ubicar en un país concreto, pero que sin duda era latinoamericana.


En fin, tuve que continuar mi peregrinación. En esas estaba cuando pasé por delante de un bar (también de menús-currante) cuyo nombre no recuerdo, pero era algo muy valenciano (imagino que Bar Vicente o algo por el estilo) y en un "cocinero-pizarra" encontré escrito aquello que andaba buscando:

1º Arroz a banda o fideuá
2º Lomo o lenguado
Pan
Bebida
Postre o café

Me lancé en plancha contra la puerta del local y sin mirar atrás me senté en la primera mesa que encontré libre. Poco a poco, cuando empecé a mirar alrededor, descubrí que tampoco era el sitio que esperaba encontrar... Los cocineros, camareros, dueños del local y todos los cargos y profesiones que se me ocurren, los cumplían a la perfección un joven matrimonio de origen asiático.

Mi primera reacción fue de duda, pero luego pensé: "joer, con el arroz que comen en China, seguro que sabrán hacerlo..." Efectivamente, poco después pude comprobar que saben hacerlo, pero "abanda" no.

Terminé comiendo un plato de arroz que tenía el mismo aspecto que una persona enferma de bilirrubina (amarillo pálido), con sabor a arroz y nada más que a arroz, a pesar de que flotando en el plato se podían identificar cuerpos extraños. El resto de la comida consistió en comer sin mirar lo que entraba por la boca y ayudarlo a entrar con tragos de cerveza (mi inseparable compañera).

Moraleja: más vale maki y sushi en mano, que arroz abanda volando.

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