jueves, 20 de noviembre de 2008

Número PIN


Uff. Qué mañanita llevo. Me estoy haciendo mayor a pasos agigantados y aunque siga siendo el nene para mi padres y hermanas, creo que ese apelativo pronto dejaré de merecerlo (si es que todavía lo merezco).

Como todo el mundo sabe, está de moda "poner un (código) PIN en tu vida". Es más, una mayor cantidad de PINes es señal de mayor estatus. De hecho estoy pensando que sería una buena forma indirecta de medir la posición en la escala social sin tener que preguntar por los ingresos... ¿cuántos códigos PIN y/o passwords empleas habitualmente a lo largo de un día?

Supuestamente, quien sólo usa uno, o sólo tiene un móvil, o una tarjeta de crédito, o una cuenta de correo electrónico, etc. Si usa dos, pues tendrá dos de algo o la combinación de alguna de esas cosas.

Bueno, me centro de nuevo, porque otro síntoma de envejecimiento es que me pierdo contando las historias del abuelo cebolleta pero no digo lo que quería decir. A lo que iba: he ido acumulando algunos códigos PIN y algunos passwords a lo largo de los últimos años (tarjetas de compañías aéreas, de débito, el móvil, las múltiples cuentas de correo, el blog, la alarma, etc.).

Pues bien, ha llegado el punto en el que me despierto con una importante nebulosa mental que me impide pensar con claridad. Esta mañana ha sido uno de esos días. Me he levantado y, como todos los días, he encendido mi teléfono móvil. De manera mecánica he tecleado las 4 cifras que componen mi código PIN.

Respuesta del aparato del demonio: PIN incorrecto.

¿Cómo que incorrecto? ¿Una máquina de mierda me va a decir a mí cuál es mi PIN? Así que sin pensarlo 2 veces he tecleado nuevamente el PIN.

Respuesta: PIN incorrecto.

Joer, a partir de ese momento se han tambaleado los cimientos sobre los que se asienta mi existencia. A mi cabeza han acudido en tropel todas las combinaciones numéricas y alfanuméricas del universo. "¿era 1234 o 9876? No, no. Seguro que era asd123klñ".

El agobio ha sido tremendo hasta que, respirando hondo y tratando de despejar mi mente se me ha ocurrido la solución: hazlo mecánicamente como todas las mañanas. Seguro que tu dedo pulgar iniciará un movimiento autónomo recorriendo cada uno de los botones indicados para lograr el éxito.

Respuesta de este endiablado aparato: PIN incorrecto. Tarjeta SIM bloqueada. Introduzca código PUK de desbloqueo.

Primera reacción: ¡¡¡Su pu... madre!!! ¿Qué carajo le he hecho yo esta mañana a este cacharro?

Segunda reacción: ¿A ver qué leches hago? porque el PUK debe estar junto a la pierna de aquel Click de Famóbil que perdí cuando tenía 3 años, o sea, contaminando alguna montaña.

Así me he venido a la oficina. Sin teléfono y con cara de paleto tecnológico. Menos mal que al llegar aquí he encontrado el apoyo de mis compañeros. Todos ellos han pasado por este mismo trance en alguna ocasión. Incluso hay quien ha pasado por él en varias ocasiones. "Llamas aquí... les dices el número que hay allá... te lo dicen en el momento...".

Qué malos momentos he pasado. Menos mal que todo ha pasado. Se me ha quedado la sensación de que ya no soy capaz de recordar ni 4 numeritos que escribo todos los días...

Mirándolo de una forma positiva, ya tengo una buena excusa: si no soy capaz ni de recordar mi código PIN, ¿cómo voy a recordar cuándo es tu cumpleaños?

Jejejeje

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