jueves, 4 de septiembre de 2008

Nieve en Kenia


Acabo de ver una noticia que me ha puesto de punta los escasos pelos que habitan mi cabeza: ha nevado en Kenia.

Vamos, no es que tenga nada contra Kenia ni contra la nieve, pero cuando miro a mi alrededor y veo que el paisaje se parece cada vez más a un extenso desierto, al tiempo que leo noticias como éstas, me vienen a la cabeza algunas de las predicciones que hizo Al Gore en Una verdad incómoda.

El equilibrio del planeta está caminito del carajo. O por lo menos, tal y como lo conocíamos nosotros. A saber: en Kenia no nieva igual que en Rumanía los osos hibernan en febrero. Pues eso, todo al revés.

Acojona. Pero de momento no nos planteamos renunciar a las muchas comodidades que disfrutamos en el mundo desarrollado (yo el primero). Y en esas, nos encontramos que desde algunas organizaciones empresariales se critican buenas y necesarias iniciativas como las de reutilizar los libros de texto en los colegios.

Realmente, y no es por disculparme (y disculparnos), no sabemos qué podemos hacer no ya para solucionar este asunto, sino simplemente para no empeorarlo más:
  • ¿Reciclar? (Con la de historias que se escuchan sobre qué se hace con lo que nosotros separamos en casa...)
  • ¿No usar el coche tan a menudo ni a tan altas velocidades? (dime qué hacer si la red de transporte público es solamente medio-decente en las grandes ciudades y en el resto del país no tenemos otra que llenar el depósito todos los días para hacer nuestros 80 km para trabajar)
  • ¿Reducir el consumo de electricidad? (para que lleguen las fiestas de tu pueblo o la campaña navideña de algunos grandes almacenes y enciendan 3 millones de bombillas de las que ninguna es de bajo consumo y además las pongan en funcionamiento 1 mes antes de ser necesario...)
  • ¿Consumir productos ecológicos? (normalmente hay que disponer de una buena línea de crédito en 3 entidades bancarias diferentes y un avalista que prometa asumir tus deudas para poder llenar un carro de la compra con productos de este tipo...)

En fin, que algo tenemos que hacer. Algo quiero empezar a hacer, pero no sé por dónde empezar. Trataré de empezar por reutilizar aquello que todavía pueda serme de utilidad, por regalar aquello que pueda ser de utilidad para los demás y reducir todo lo que sea supérfluo.

Ya veremos si soy capaz de resistir a las tentaciones consumistas durante mucho tiempo. Soy débil, pero esta vez estoy motivado.

No hay comentarios: