miércoles, 10 de septiembre de 2008

El dilema del prisionero

En la empresa acabamos de adquirir una flamante cafetera express de ésas que anuncia un famoso actor americano...

Realmente no la hemos comprado. La tenemos en régimen de cesión pero debemos realizar un consumo mínimo mensual de capsulitas de café.


Hasta aquí nada raro, ¿no? Pero por las conversaciones que estamos teniendo los compañeros de oficina me he acordado de la teoría de juegos y en concreto del Dilema del prisionero.
Según este juego, cada participante tiene varias opciones de participación:
  1. Cooperar con el resto (con lo que todos salen ganando, aunque haciendo reparto equitativo),
  2. No cooperar con el resto, con lo que pueden pasar 2 cosas:
  • Que seas el único que no coopera, con lo que tu ganancia es mayor todavía
  • Que no seas el único que no coopera, con lo que finalmente pierden todos

La situación está clara, ¿no? En principio, todos los compañeros hablamos de asumir el coste de manera cooperativa. En un segundo momento, algunos ya comienzan a descolgarse con argumentos del tipo "mejor poner dinero cada vez que tomamos un café, y así el que toma menos café no se ve perjudicado por el que toma más" (¡¡¡mentira cochina!!!, porque el que dice eso es precisamente de quien todos desconfían y piensan que será el primero en no poner dinero en la hucha cada vez que tome café).

Si os dáis cuenta, el dilema del prisionero se cumple a la perfección: sabemos que todos ganamos si cooperamos, pero ya hay un intento por parte de un miembro del grupo de lograr mayor beneficio que el resto.

En resumen, o mucho me equivoco, o la cafetera tiene los días contados en la oficina, puesto que todo indica que terminaremos no cooperando ninguno y, por tanto, perdiendo todos.

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