jueves, 11 de diciembre de 2008

Series de entrenamiento


Esta mañana Lola me ha mandado un enlace a una web muy curiosa (para los que vamos a ser padres en breve). En ella te puedes descargar una colección de audio-cuentos en formato mp3.

Ciertamente, de pequeño no tuve la fortuna de escuchar muchos cuentos antes de dormir. Es lo que tiene ser el tercero... Imagino que a mi hermana mayor alguno le contarían... No sé. A mí, desde luego no me tocó ninguno. O al menos no tengo recuerdos relacionados.

En cualquier caso, ese enlace me ha abierto los ojos puesto que no tengo un acervo de cuentos que contar a mi hijo (¡¡¡he dicho "hijo"!!! Creo que hasta ahora siempre me he referido a él como "heredero").

Tendré que añadir a las habituales novelas de cátaros, templarios, nazis, masones y otros personajes de similar pelaje, otros clásicos como Pulgarcito, Los tres cerditos y todo eso...

Esa página web también me ha ayudado a darme cuenta de que los cuentos de ahora no son ni un asomo de lo que eran los cuentos de antes. De todos modos, me he descargado todo lo descargable.

El hecho de que te los den en mp3 y todo eso puede ser útil para tenerlos en el coche (¡¡¡joer!!! no había caído que tendré que dejar de oir Coldplay, Jimmy Eat World y esos batiburrillos que me grabo de vez en cuando, para oir a Miliki y compañía).

Buscaré algún cd que tengo por ahí de Las tablas de multiplicar de Miliki y empezaré a escucharlo 15.000 veces al día como entrenamiento para soportar mejor lo que sin duda pasará en no demasiado tiempo. La observación de los niños y niñas de mi alrededor me dice que cuando les gusta escuchar un disco, sólo quieren escuchar ese disco. Cuando les gusta una película, sólo quieren ver esa película.

Creo que en el fondo los niños son sabios torturadores, puesto que esa estrategia me recuerda a la famosa gota china. Poco a poco van minando tu voluntad hasta que finalmente dejan tu mente a merced de sus deseos. Bendita esclavitud.

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