lunes, 4 de mayo de 2009

La estupidez de las normas

¿Quién no se ha planteado en alguna ocasión la duda sobre la estupidez de las normas? Yo desde luego, en numerosas ocasiones.

Un ejemplo claro: en un largo tramo de la autovía que une Alicante con Madrid, existen zonas en las que no está permitido adelantar. ¿Raro? Quizá dicho así no. Pero si se añade que esas zonas suelen ser tramos rectos de carretera con visibilidad absoluta y, recordémoslo, en una autovía en la que ambos carriles siguen el mismo sentido de la marcha... Pues es absurdo.

Ahora bien, el caso que ahora me ronda por la cabeza es más estúpido si cabe. En la nueva oficina, la normativa ha obligado a habilitar un aseo para personas con discapacidad física. Hasta aquí, sin novedad. Lo considero útil y necesario.

Entonces, ¿dónde veo la estupidez de aplicar la normativa a rajatabla? Pues la veo en la falta de sentido de común de su aplicación. La oficina se encuentra en un primer piso SIN ASCENSOR, de manera que es imposible, mejor dicho, altamente improbable, que una persona en silla de ruedas pueda acceder a la misma.

Claro, siempre cabe la posibilidad de que entre 2 personas suban a la persona discapacitada "a la silla de la reina" y posteriormente el más bondadoso de todos vuelva a bajar a por la silla de ruedas... Vamos que no.

En fin, que el sentido común brilla por su ausencia en las situaciones más insospechadas...

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