¡¡¡Amparo, dos chupitos!!!
¿Quién no escuchó ese grito esa noche? Imposible. Todos nos tomamos el chupito en el Café 54. Aunque poco a poco la gente fue batiéndose en retirada (desde las 7:00 de la mañana que habían comenzado los festejos...), unos pocos valientes aguantamos hasta después de la media noche gracias al reconstituyente mágico que iba servido en vasitos pequeños y tenía color negro...
Eso sí, no a todo el mundo le sentó igual. Al cuñao le dió por "posar"... jejeje
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